ÁREA 1: CAMBIO PEDAGÓGICO

1.1 Fundamentos

En paralelo al crecimiento exponencial de usuarios de Internet en el mundo durante las últimas tres décadas, la utilización de pantallas y el aprendizaje apoyado en tecnología (Bower 2019) se han vuelto cada vez más comunes, en contextos formales, no formales e informales. Situaciones de crisis, desde la pandemia de COVID-19 hasta terremotos, pasando por conflictos armados, por nombrar algunos, hacen que el aprendizaje y la enseñanza en línea sean una herramienta poderosa para garantizar una educación sin fisuras, en todo el mundo, sin importar el desafío (Affouneh & Burgos 2021).

La Web comenzó a ser utilizada con fines educativos de manera consistente en 1996, dando lugar a nuevos tipos de experiencias de aprendizaje y prácticas educativas, junto con una serie de expectativas, esperanzas, mitos y promesas que con demasiada frecuencia no estuvieron a la altura de las expectativas (Bates 2005). Si bien los cursos en línea y las instituciones de educación superior especializadas en esta modalidad de educación han proliferado drásticamente desde entonces, existen importantes desigualdades influenciadas por factores socioeconómicos y culturales en términos de quiénes pueden participar y beneficiarse de ellas (Czerniewicz 2018, Eynon & Malmberg 2021). Por otro lado, la Educación Abierta y la Ciencia Abierta han aumentado drásticamente la tasa de acceso y diversidad al contenido, datos de investigación, servicios y recursos (Stracke et al. 2020).

Como consecuencia de la pandemia de COVID-19, muchas instituciones y el conjunto de sistemas educativos del mundo que habían trabajado en entornos presenciales no tuvieron más remedio que migrar a entornos en línea. El periodo principal comenzó a finales de 2019 (principalmente en China) extendiéndose hasta la actualidad, en 2022, a nivel mundial, con un pico específico de estrés en 2020 y 2021, cuando el aprendizaje a distancia pasó de ocupar un un nicho específico para aprender en cualquier momento y en cualquier lugar, para convertirse en la norma. Debido a la imposibilidad de impartir educación presencial, los docentes y los estudiantes acostumbrados a la interacción presencial dentro de los límites de las aulas tuvieron que adaptarse rápidamente a una nueva realidad (Stracke et al. 2021). 

La nueva situación puso de manifiesto la carencia de competencias y habilidades importantes, junto a desigualdades tanto sociales como materiales, que afectan a la disposición de docentes y estudiantes a participar plenamente en experiencias de aprendizaje digital. Como resultado, la transformación de la metodología de aprendizaje y enseñanza en este contexto se ha convertido en una prioridad para numerosos actores clave del sector educativo demuestra el alto número de informes e iniciativas lanzados entre 2021 y 2022. Estos informes dirigidos a dar forma al futuro de la educación y, en particular, a abordar el papel que pueden o deben desempeñar en ella los recursos, servicios y tecnologías digitales. Por ejemplo, Barber et al.; 2021; Barosevcic et al., 2021; Comisión Europea, 2020; Facer & Selwyn, 2021, Higueras et al. 2021, Huang et al. 2020).

Lo más probable es que la educación digital siga desempeñando un papel más central en el diseño de experiencias de aprendizaje en un mundo pospandémico. Adoptar la educación digital de manera estratégica requerirá una especial sensibilidad hacia situaciones de crisis más allá de la pandemia del COVID-19, que pueden superponerse y desarrollarse simultáneamente. Esto requerirá una mayor flexibilidad por parte de las instituciones educativas tradicionales que están acostumbradas a impartir enseñanza presencialmente, para invertir en enfoques híbridos que alternen actividades remotas y presenciales o incluso combinen participantes en línea y presencialmente, como se propone en el enfoque HyFlex (Jinete y Moore 2021).

Los módulos de esta sección cubren aspectos clave que cualquier estrategia de educación digital debe tener en cuenta. El primer módulo aborda la importancia de proporcionar a docentes y estudiantes formas de adquirir autoconciencia de su nivel de competencia digital, para que puedan identificar tanto las debilidades como las fortalezas como primer paso para mejorar su capacidad de participar de manera efectiva y adecuada en la educación digital.

El segundo módulo se centra en apoyar a los docentes a desarrollar las competencias de educación digital necesarias para diseñar e impartir experiencias de aprendizaje adecuadas, teniendo en cuenta las características de los ecosistemas digitales en los que se desarrolla su práctica. De manera similar, el tercer módulo explora cómo ayudar a los estudiantes a desarrollar las habilidades digitales que necesitan para participar activamente en experiencias de educación digital y aprovecharlas al máximo.

El último módulo analiza las implicaciones de la evaluación de la educación digital, otro aspecto que no pueden ignorar las estrategias de educación digital. 

References